A medio camino entre Benidorm y l'Alfàs del Pi, el tiempo da un salto y se traslada hasta el Medievo, época de caballeros, damas, lances, desafíos y honor. Una Edad Media que se concentra en el Castillo Conde de Alfaz, donde el espectáculo Desafío Medieval queda integrado dentro del complejo Excalibur. Un espectáculo que fue puesto en marcha, al igual que el resto de instalaciones, por la cadena hotelera Magic Costa Blanca, hace ya más de tres décadas. La idea de este espectáculo y cena medieval surgió del presidente de la cadena, Francisco García, tal y como apunta el director del Desafió Medieval, Enrique Folgado.
En aquellos momentos únicamente existía complejos de este tenor en Estados Unidos y García consideró que la variedad turística de la Costa Blanca -tanto en nacionalidades como en grupos de edad- podía casar muy bien con este tipo de espectáculo. Y así lo demuestran las cifras, ya que cada año pasan por el castillo "del orden de 40.000 personas", según Folgado, concentrándose una gran parte durante el periodo estival.
Pero esta no es la única cifra imponente, también lo son los 3.000 metros cuadrados destinados al castillo y que se complementan con los "más de 400" de los que dispone el recorrido del Foso del Terror, otra atracción complementaria sólo apta para aquellos más osados capaces de enfrentarse a los personajes de miedo que pueblan muchas de las pesadillas colectivas.
La base del Desafió Medieval es la combinación de la cena y el espectáculo, siendo en todo momento el visitante una parte más de una representación en la que se dan cita juegos y retos prácticamente a muerte. Desde hace unos años, además, los visitantes han pasado de ser meros espectadores a convertirse en parte activa del espectáculo, ya que se han incluido una serie de juegos tradicionales -carretas de sacos y el pañuelo, entre otros- en los que compiten los asistentes que previamente han sido divididos en dos bandos: el verde y el rojo.
Pero antes de llegar a eso, como buen anfitrión y más en pleno Medievo, los visitantes son recibidos uno por uno a la entrada del castillo por el señor de esos dominios, el Conde de Alfaz, quien en todo momento aparece acompañado de su joven esposa, docta también en las artes de complacer a los invitados.
Tras la recepción, los asistentes pasan a formar parte aleatoriamente de uno de los dos bandos que aproximadamente una hora después se verán las caras en un desafió protagonizado por caballeros montados y armados con lanzas y otros instrumentos de batalla de la época.
Un desafío en el que cada caballero deberá demostrar su fuerza, honor y lealtad al Conde de Alfaz y en el que cada uno de los participantes deberá desplegar todo su potencial a la hora de ir sumando enteros en los diferentes juegos a los que habrá de enfrentarse. Y todo ello, para llegar a una lucha armada casi sin cuartel, porque la derrota casi nunca es bien recibida por el perdedor que clama revancha, algo que sucede también en estos dominios.
Todo este espectáculo se desarrolla bajo la atenta mirada de los visitantes, que en ningún momento pierden la sensación de encontrarse siglos atrás. A ello contribuye la puesta en escena, la decoración interior del castillo y el vestuario que lucen los caballeros participantes en el desafío y que ha sido renovado recientemente. Pero también, el aspecto culinario.
Y es que los asistentes al ágape ofrecido por el Conde de Alfaz disfrutan de un menú excelso para la época y compuesto por un sopa, pollo, costillas de cerdo a la brasa y patatas asadas. Un menú que deberán consumir siguiendo los rigores medievales, esto es, sin mayor ayuda que la de sus propias manos.
Al término de la cena y con el espectáculo medieval ya decantado a favor de tres de los seis caballeros participantes en los juegos, los visitantes tienen dos opciones. Por un lado, partir en compañía del bufón del castillo -un jorobado capaz de sonsacar las risas de los asistentes- hacia el lado más oscuro de las posesiones de su amo, el Foso del Terror; o bien, por otro lado, poner rumbo hacia una discoteca situada también en los dominios del castillo y anexa a la zona donde se desarrolla la cena y el combate de caballeros.
El espectáculo del Desafió, sus contenidos y puesta en escena, ha ido variándose con el paso de las tres décadas e incluyendo nuevos reclamos para satisfacer a los asistentes, muchos de ellos miembros de una misma familia que encuentran en el castillo Conde de Alfaz una forma divertida y fuera de lo común de disfrutar de su tiempo de ocio.
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Macu Esteve