Situado en pleno corazón de la Marina Baixa, se alza Guadalest, un pequeño pueblo lleno de rincones de ensueño y enclave perfecto para perderse unos días en un mar de cultura y naturaleza que son un bálsamo para los sentidos.
A 22 kilómetros de la costa, en un valle repleto de árboles frondosos y montañas medianas, se encuentra este municipio famoso por la elaboración de mistela y el cultivo de nísperos. La artesanía es otro de sus atractivos, destacando los encajes y los productos textiles.
Con una población de 200 habitantes, Guadalest esconde tradición e historia en cada una de sus calles. Un embalse a los pies del pueblo y el calor de la Sierra Aitana que lo rodea, hacen de Guadalest un sitio con encanto que no hay que dejar de visitar.
Pero si hay algo que lo hace más especial en esta época del año, entre los meses de enero y marzo, es el precioso espectáculo de la naturaleza de los almendros en flor, que dan color a las montañas en tonos marfiles, blancos y rosados. Un placer para los sentidos, que anuncia la llegada de la primavera con un olor embriagador que envuelve el ambiente.
Con todo esto hay motivos de sobra para visitar Guadalest y toda la zona montañosa que separa Benidorm de Alcoy, un paraíso terrenal a escasos kilómetros del mar que encierra tradición y belleza, acompañado de una gastronomía que mezcla los mejores ingredientes de la tierra para contentar a los paladares más exigentes.
Guadalest, un pueblo que no hay que dejar de visitar.
Leticia Murillo.