Cuando Benidorm empezaba a conocerse como destino turístico en aquella España que comenzaba a vivir los primeros albores del fenómeno de las vacaciones en masa de los años 60, numerosos empresarios quisieron aportar su granito de la configuración de un Benidorm moderno y diferente de otros puntos de playa españoles. Entre esos empresarios estuvo el canario Humberto Armas. De sus manos desembarcó en Benidorm unas instalaciones y una práctica entonces insólitas en España, el cable ski. 45 años después, el cable ski sigue siendo un referente de la oferta turística de Benidorm con decenas de miles de usuarios anuales. Un negocio a cuyo frente se encuentra desde hace cinco años el hijo de Humberto.
¿Cómo surge hace más de 40 años la idea de poner en marcha una actividad como ésta?
Yo estaba estudiando en Hamburgo (Alemania) en el año 1962 y ví en un periódico que se estaba experimentando con hacer esquí náutico sin barco y me atrajo. Hablé con un ingeniero y se convirtió para mí en una obsesión el ponerlo en España. Entonces me fui a ver al entonces Ministro de Turismo, el Señor Fraga, y me recomendaron que mirara Benidorm y San Antonio en Ibiza como enclaves. San Antonio no me gustó por la gente y la tranquilidad de las aguas y vine a Benidorm, ví el Rincón de Loix y me pareció muy apropiado.
Y una vez visto el lugar, ¿cómo se convirtió el proyecto en realidad?
Fui a ver al alcalde, que era Don Pedro Zaragoza y me dio el visto bueno. Fue un proceso de construcción muy costoso porque no había muelle y las torres había que formarlas con bloques de cemento que en total pesaban 120 toneladas. Hubo que hacer miles de bloques pequeños que se montaban en la avenida del Mediterráneo. De ahí se transportaban con vehículos de tres ruedas que llegaban hasta la orilla y de allí se llevaban a metros de la orilla con barcos de remo. En la construcción trabajaron pescadores de Villajoyosa. Al final tardamos dos años en la tramitación de los permisos y medio año en construir las instalaciones.
En Alemania ya se practicaba pero, ¿cómo acogió España esa modalidad?
La patente es alemana y allí hay más de 100 cable skys. Hoy en día es raro el país que no tiene uno. En España hay uno en el pantano de Segovia y otro en Marbella, pero el de aquí es el único que está en el mar, a escasos cien metros de la orilla y el único con motor de gasoil.
¿Y los vecinos de Benidorm como vieron en un principio el cable sky?
Al principio la gente no sabía lo que era aquello y había muchas reticencias por parte de los pescadores. Pero en realidad, la actividad de los esquiadores lo que hace es mover las aguas y los peces, lo cual favorece la pesca. Después de 45 años no ha habido nunca un accidente y eso ha permitido también que las distintas administraciones nos hayan protegido siempre para que continuáramos en nuestra ubicación.
¿Cuántas personas pueden pasar por el cable sky de Benidorm?
Muchas miles de personas pasan cada temporada por nuestro cable sky, entre 50.000 y 100.000 personas, que por un módico precio puede hacer esquí naútico igual que un barco. Hay muchos turistas que vienen a Benidorm específicamente por el cable sky y una vez aquí disfrutan del resto de la oferta.
¿Qué cambios ha ido experimentando?
El cable sky empezó como el esquí de montaña clásico, con dos esquies, y ahora ha evolucionado hacia una sola tabla porque ha vuelto a popularizarse el 'wakeboard' y a la gente joven le gusta esta modalidad. Esto también ha provocado que haya más gente, porque durante un tiempo la práctica se estancó.
¿Y habido cambios también en los usuarios?
Hemos notado un aumento de los usuarios nacionales. Antes eran más los alemanes y los que en sus países practicaban esquí alpino. Dentro de los nacionales, ahora llega gente de Alicante y Valencia y sigue siendo muy importante la afluencia de madrileños y usuarios del norte, como asturianos y vascos. Incluso tenemos clientes nacionales de tercera generación. Poco a poco se van igualando los usuarios nacionales y extranjeros, aunque estos últimos siguen siendo más numerosos y suelen repetir como los franceses o los ingleses. Ahora también están llegando muchos rusos que viven en la provincia.
Y las instalaciones, ¿han variado mucho?
Han cambiado muy poco. Se ha cambiado, renovado y mejorado la conexión del esquiador con el cable. También se renovaron las torres. Han sido actuaciones que han hecho que cada vez sea más facil y más segura la práctica del esquí acuático en el kilómetro que tiene el recorrido.
¿Cree que Benidorm ha sacado poco partido al potencial que ofrece su mar para practicar deportes acuáticos o naúticos?
Benidorm tiene su sol y su playa y no se ocupó mucho de los deportes naúticos, porque además tampoco tiene tantos amarres como otras localidades cercanas. El Ayuntamiento siempre ha financiado cursillos para niños de diferentes deportes, pero cada vez se ve menos buceo y el surf ha desaparecido. Debería fomentarse más el deporte naútico porque además es una forma de ocio saludable y alternativa a otras prácticas habituales en muchos jóvenes como el 'botellón'.
¿Cómo se da a conocer el cable sky de Benidorm fuera de la ciudad?
Por medio de Internet, aunque la mejor publicidad es el boca a boca.
En 45 años de actividad, habrá muchas anécdotas que contar.
La verdad es que bastantes. Recuerdo una que me hizo mucha gracia. Cuando en Benidorm empezó a usarse el bikini únicamente lo llevaban las extranjeras. Un día a una francesa que estaba en el cable sky se le cayó la parte de arriba del bikini y todos los españoles que había allí salieron corriendo a taparla. Luego, cuando empezó a practicarse el 'topless', las mujeres empezaron a recoger firmas para que no se hiciera en la plataforma.
¿Y lo consiguieron?
Yo me mantuve apolítico en esta cuestión.
¿Se ha vivido alguna curiosidad más?
Sí, varias parejas de esquiadores se han conocido en nuestra plataforma y después han acabado casándose.
MACU ESTEVE